5 razones por las que este post es basura

5 razones por las que este post es basura

¿5 razones para…? ¿10 películas que debes ver antes de morir? ¿Hasta las narices de este tipo de titulares? Yo también.


Cuando creé mi primer blog allá por 2007, no tenía ni idea de dónde me estaba metiendo. Puede que incluso después de estos años siga sin saber exactamente de qué va todo esto. Sin embargo, durante este tiempo, he podido observar cómo ciertas prácticas han ido evolucionando hacia un terreno que no termino de entender.

Search Engine Optimization. Tres palabras con las que muchos se han llenado la boca en los últimos años. Tres palabras que pueden conseguir que tu página llegue a aparecer entre los primeros resultados de búsqueda de Google o por el contrario, pueden hacer que caiga en el olvido. Seáis creadores de contenido, seáis consumidores del mismo, estoy segura de que sabréis de lo que hablo: de esos artículos con títulos tan inspirados como el que encabeza esta misma entrada.

Para empezar, algo que me resulta de lo más flagrante es que la gran mayoría de estos artículos son todos iguales. «5 razones para…», «5 aplicaciones que…», «10 películas de…» y así sucesivamente. Más preocupante que la poca diversidad en los títulos me parece la tendencia en alza de clasificar estas publicaciones bajo la etiqueta de «reportaje». Siento ser yo la que os abra los ojos, pero este tipo de publicaciones no son reportajes. Pueden ser artículos, entradas, posts, publicaciones, listas… podrán ser todo lo que queráis salvo reportajes. Haced el favor de no etiquetar como «reportaje» un texto numerado que cualquier mono con teclado podría haber escrito ayudado de distintos extractos de la Wikipedia desde la comodidad del sofá de su casa.

Estas publicaciones, no sólo denotan una falta de imaginación en sus títulos, sino también en sus contenidos. La estructura en forma de lista no es más que una mera distracción visual de la realidad: su contenido es nulo. Es más, no parecen más que un copypaste de otro copypaste de otro copypaste. No aportan nada. No tienen valor añadido. En ocasiones, me atrevo a decir, el único interés que pueden tener es el firmante del artículo. Pero lo que de verdad me saca de mis casillas, es que su máxima premisa es la de buscar clicks. Buscan clicks porque son los que generan tráfico a la web, y a mayor tráfico, más anunciantes, por lo que se hace rentable. ¿Qué más dará el contenido cuando lo que de verdad importa es que Google te encuentre el primero? No dejemos que un buen contenido arruine un título que se lleva bien con los motores de búsqueda, no vaya a ser que escribamos algo decente y de calidad. Pero seamos justos, hay veces en las que tampoco nos apetece leer un ladrillo de texto. En esos casos, quizás una de estas listas con las 5 películas que deberíamos ver en verano sea lo que necesitemos. O esas 30 fotos que nos harán recuperar la fe en la humanidad. Un texto corto, rápido y fácil de leer para cuando estemos esperando al metro. O al bus. O simplemente queramos evadirnos.

Mención aparte merecen esas páginas cuya máxima (o única) aspiración parece ser la de rellenar su contenido a base de concursos. Concursos en los que, todo sea dicho de paso, para poder aspirar al premio piden a los participantes que se registren en la página, dejen un comentario, hagan RT y follow en Twitter, den «like» en Facebook, sacrifiquen una virgen y beban sangre de unicornio para que quizás así puedan llegar a ganar el jugoso premio. A eso en mi pueblo lo llamamos «comprar seguidores», pero allá cada cual con su conciencia.

Ni qué decir tiene que no me gusta el SEO. No me gusta eso de tener que andar pensando en las palabras clave que la gente podría buscar para dar con mi blog. Aunque tampoco voy a ser una hipócrita: quiero que me lean. Me gusta que me lean. Si para conseguir que lo hagan (o al menos conseguir que me encuentren), tengo que pasar por el aro y escribir SEO-friendly, que así sea. Es más, no sería la primera vez que lo hiciera. Ni la segunda. ¿Significa eso que me gusta escribir mierda? Sinceramente, espero que no.

Pero iré más allá. Me atrevo a decir que a todos nos gusta que nos lean. A todos nos gusta que una entrada que hemos escrito en nuestro blog y a la que le hemos dedicado parte de nuestro tiempo libre aparezca en la página principal de Menéame. Y si para conseguirlo hemos tenido que adecuarnos a las reglas del juego, no pasa nada por admitirlo. Lo que quería denunciar en esta entrada era la relación inversamente proporcional entre la calidad de un post y la cantidad de posts SEO-friendly con contenido basura.

Lo que para algunos comenzó como un mero pasatiempo con el que compartir gustos e intereses, para otros se ha convertido en un negocio del que quieren sacar tajada. El problema reside en que la creación de contenidos ha dejado de ser una cuestión de contenido para convertirse en una cuestión de continente. Actualmente, poco importa la calidad del texto. Poco importa si para redactar ese contenido se ha acudido a diversas fuentes. Lo que de verdad importa es la posición que ocupa en los resultados de búsqueda de Google. Al menos, así lo era hasta que los de Mountain View anunciaran un cambio en su algoritmo que otorgaría prioridad a textos más elaborados. Habría que saber qué entienden por «elaborado»…

En el amplio y vasto mundo de Internet, es fácil perderse. Medios especializados, blogs, redes sociales… lo cual crea la necesidad de una herramienta que nos ayude a encontrar aquello que buscamos. O al menos, hallar algo que se le asemeje. El problema llega cuando esa herramienta (los motores de búsqueda) acaba saturada por la increíblemente inmensa cantidad de artículos idénticos, artículos cortados por el mismo patrón, artículos sin valor añadido, artículos que lo único que generan es mucho ruido y como se suele decir: mucho ruido y pocas nueces.

  1. Calculin

    mayo 9

    Yo te leo, no te enfurezcas 🙂