Sobre nubes, fotos y contraseñas

Sobre nubes, fotos y contraseñas

Si has llegado aquí buscando fotos de famosas desnudas, siento decepcionarte.


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Mi intención no es la de alarmar a nadie. Sin embargo, el incidente conocido como CelebGate me brinda la oportunidad de hacer una reflexión sobre un tema que lleva tiempo rondando en mi cabeza: ¿Hasta qué punto podemos confiar realmente en la nube?

Con la nube ganamos en comodidad: nuestros archivos los tenemos a nuestra disposición en cualquier momento y en cualquier lugar, siempre y cuando tengamos una conexión a internet con la que poder acceder a ellos. Pero esta descentralización supone a su vez, un arma de doble filo: por una parte, perdemos el control sobre la ubicación de nuestros archivos, pero por otra, en caso de catástrofe informática seguiríamos pudiendo acceder a esos archivos sin problema. ¿El inconveniente? Alguien con los conocimientos informáticos oportunos también podría acceder a ellos. Si a eso le añadimos un sistema de encriptación defectuoso, tenemos los ingredientes perfectos para explotar una vulnerabilidad con la que acceder al sistema.

No voy a negar que Apple no sea santo de mi devoción, aunque esta entrada tampoco es una excusa para hacer leña del árbol caído. El porqué de esta entrada es el de reflexionar sobre si somos conscientes o no de los pros y los contras de tener nuestras fotografías almacenadas en la nube; sean del concierto al que acudimos la noche anterior, o sean imágenes más íntimas que no nos gustaría que cayeran en malas manos.

¿Por qué ocurrió el CelebGate? Las respuestas pueden variar, pudiendo ser todas correctas… o todas incorrectas. Una opción es pensar que las contraseñas de las susodichas cuentas para acceder a iCloud no estaban debidamente encriptadas, por lo que cualquiera con los conocimientos adecuados podría descubrir cuáles eran utilizando el método oportuno. Otra opción es que las contraseñas en sí mismas no fueran lo suficientemente seguras, lo que, combinado con una mala encriptación de las mismas, dejaría vía libre para todo aquel que supiera dónde buscar. La tercera opción se podría deber a un fallo humano y que dichas celebrities no conocieran la existencia de la opción para descativar la sincronización automática de fotografías.

Esta vez le ha pasado a iCloud, lo cual no es motivo para pensar que esto mismo no le podría haber pasado a Google. Recordemos que en cualquier terminal Android existe una opción para sincronizar con Google+ nuestras fotografías. No diré que es más seguro. Tampoco diré que es más inseguro. Simplemente diré que es una opción más que existe para almacenar en la nube aquellas imágenes que tomemos con nuestro dispositivo.

Pero hoy no estoy aquí para buscar culpables. Entonces, ¿todo este rollo para qué? Todo este rollo sobre la nube ha sido para decir que no he visto la fotos. Es más: ni he visto las fotos, ni las quiero ver. No las pienso buscar por una sencilla razón: son fotos privadas. El hecho de que un grupo de personas haya decidido hacerse con ellas aprovechando un fallo de seguridad, un fallo humano o lo que fuera y las haya colgado en Internet, no hace que sea legítimo verlas. Celebrities o no, esas fotografías fueron tomadas en la intimidad y por tanto deberían permanecer siendo privadas para aquellas personas que aparecen en ellas.

¿Que las celebrities pudieron haber tenido un poco más de cuidado con sus fotos? Cierto. ¿Que Apple podría haber reforzado la seguridad de su iCloud antes? También. ¿Que esto podría haberle ocurrido a cualquiera de nosotros? Sin duda. La moraleja de todo este asunto es que una vez más, queda demostrado que la tecnología nos supera y que no estaría de más concienciarnos sobre un uso responsable de la misma.

Imagen | MorgueFile

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