Seguro que más de uno ya estará pensando eso de «vaya, ya nos viene otra Linuxer a contarnos las maravillas del pingüino»… Para calmaros os diré que no… Pero sí.

Esta entrada no pretende ser un motivo para poner a caldo el Windows; simplemente me gustaría explicar las diferencias que me he encontrado al pasarme de un sistema operativo a otro, de la manera más objetiva posible, comentando los pros y los contras de cada uno de ellos. O al menos esa es mi intención en principio.

Una de las primeras cosas de las que nos damos cuenta al pasar de Windows a Ubuntu (que es la distro de GNU/Linux por la que finalmente me decidí) es que nuestra cuenta, NUNCA será una cuenta de administrador, cosa que, tenemos la mala costumbre de entrar en Windows con nuestra cuenta de administrador, permitiendo a la chusma de Internet llegar hasta nuestro ordenador.

De esa forma, si llega algún virus con malas intenciones, se morirá de hambre, puesto que no conseguirá los permisos que necesita para propagarse.

Y es que, otra de las cosas que se suele escuchar mucho cuando se habla de GNU/Linux, es que con él, nos olvidaremos de tener que utilizar anti-virus, anti-spyware, anti-malware y anti-todo. Eso es algo por lo que a muchos, entre los que me incluyo, para qué mentir, nos atrae el pasarnos a alguna distro de GNU/Linux.

Sin embargo, si queremos realizar tareas administrativas, tales como gestionar las actualizaciones o instalar programas, necesitaremos permisos especiales de root, por lo que el sistema nos pedirá una contraseña que nosotros mismos fijamos al instalar el sistema; esa contraseña será la que nos de privilegios de root, para poder así realizar las tareas anteriormente nombradas.

Otra de las razones por las que nos podemos olvidar de los virus, es que, nos guste o no a los Linuxer, el número de ordenadores corriendo bajo Windows sigue siendo inmensamente mayor que los que lo hacen bajo GNU/Linux, y claro, si tú vas a programar un virus, se supone que tu intención es la de poder infectar cuantos más ordenadores sean posibles. ¿Y qué sistema es el que la gran mayoría de ordenadores tienen instalado? Pues eso, Windows.

Con esto tampoco quiero decir que el que un ordenador corra bajo Windows signifique directamente que ese ordenador esté infectado, aunque podría ser más probable que lo estuviera que uno que corre bajo GNU/Linux.

Entonces, ¿qué quiero decir? Pues simplemente que muchas de las desgracias que ocurren en Windows, son por culpa del propio usuario, que el tener un poquito de sentido común al usar el ordenador, tampoco viene mal.

Como ejemplo, los recientes virus que infectan el messenger y que de repente, aparece un contacto en no conectado que manda una archivo ejecutable. Si somos un poquito conscientes, nos daremos cuenta de que eso no es normal; ¿Sin saludar ni nada, sin más ni más e incluso que sea un contacto con el que apenas hablas te mande de repente un archivo .exe? Lo más probable es que el ordenador de ese contacto esté infectado.

Y con lo de sentido común, me refiero precisamente a no abrir ese tipo de archivos, a romper las malditas cadenas con una lista de contactos interminable…

He de decir, que durante el tiempo que llevo entre ordenadores, no he visto un solo pantallazo azul desde la salida del Windows XP. Ni uno. Jamás. Otra cosa ya era aquella maravilla del Windows ME, pero eso sería otra historia…

Pero para ser justos, si me tengo que quedar con una versión de Windows, esa es sin duda, Windows XP. Gran rendimiento, no chupa tantos recuersos como el Vista y desde que me lo instalé, no he vuelto a conocer el pantallazo azul de la muerte.

Y ya que hablamos de errores fatales del sistema, Ubuntu tampoco se libra. Aunque no es muy habitual que el sistema falle, también se cuelga y hasta tiene su propia versión del pantallazo azul de Windows: En este caso, se conoce como «Kernel panic«.

Pero volviendo a lo que nos podemos encontrar en Ubuntu, también es de nombrar la forma de instalar programas. Para ello, existen varias formas: Desde los repositorios de paquetes Synaptic, desde la terminal o instalando paquetes .deb que según me ha parecido, serían los equivalentes a los ejecutables .exe en Windows.

Dicho esto, existen distintos tipos de paquetes, los anteriormente nombrados .deb, pero también los tar.gz, los cuales tendríamos que compilar, entre otros.

Y es que, una de las mayores dificultades que nos podemos encontrar los usuarios habituados a la «simpleza» de Windows, es la compilación. Reconozco que personalmente, aún tampoco me llevo bien con esta forma de instalación, y en la medida de lo posible, evito tener que enfrentarme a ella…

Otra de las ventajas de abandonar Windows es que no nos volveremos a ver obligados a hacer una desfragmentación de disco, debido a que el sistema de archivos no se fragmenta como lo hace en Windows. Una preocupación menos de la que nos podremos olvidar…

A pesar de todo, uno de los mayores problemas de GNU/Linux es que, el mundo no está hecho para él. Muchos programas, únicamente están disponibles para Windows y, en su defecto, Mac, pero no para GNU/Linux.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, es posible ejecutar bajo un entorno GNU/Linux programas diseñados para Windows, mediante la herramienta Wine.

Muchos achacan que no se puede jugar a muchos juegos en Ubuntu, bueno, tal vez estén en lo cierto, pero que yo sepa, el ordenador se utiliza para una infinidad de cosas más, no sólo para jugar, así que esa excusa no me vale…

Visto lo visto, seguro que me dejo todavía cosas en el tintero, pero creo que he dicho todo lo que en un principio quería decir, y es que, personalmente, para mi uso personal, he prescindido de Windows casi en su totalidad, y digo casi porque sigo usándolo, para eso tengo ambos sistemas, Ubuntu y Windows XP instalados en el ordenador.

Aún así, no me veo en la obligación de usar programas tipo Photoshop o Autocad, los cuales para funcionar debidamente es mejor ejecutarlos en Windows, por lo que mi utilización de este sistema operativo se ve limitado a cuando tenga ganas de jugar…

Con todo, es casi imposible desvincularse por completo del sistema operativo del tito Gates, pero si quereis hacerlo, existen varias formas de hacerlo:

1.- Instalaros Wubi como una aplicación más, sin alterar el equipo.

2.- Descargaros la ISO de Ubuntu, grabar la imagen en CD, y probarlo en modo LiveCD. (Tampoco altera el equipo)

3.- Instalando Ubuntu en otra partición, conservando Windows. Para este paso se recomienda desfragmentar antes y crear copias de seguridad de nuestros archivos importantes, por si acaso.

Esta comparativa, o reflexión, o movimiento pro-Linux o como lo querais llamar, lo he basado en Ubuntu, porque es la distro que finalmente decidí instalar y porque, la verdad es que es la más fácil de utilizar para los novatos, porque como probeis Debian, apañados vamos…

Dicho esto, espero haberos quitado el miedo a Linux y también espero haber convencido a algunos, aunque sea para probarlo, ya que, sinceramente, no tengo ni idea de cómo debía de ser una distro de Linux hace años, pero lo que es hoy en día, resulta que no es tan difícil como algunos lo pintan y que con un poco de práctica, se le coge el truquillo; aunque yo creo que es como todo: Cuestión de acostumbrarse…