Mi primera entrada del año es para «Twilight», aunque puede que no sea por méritos propios. La verdad es que, la primera vez que vi el teaser trailer, despertó mi curiosidad: Me pareció que sería interesante, misteriosa, una historia de vampiros. Más tarde, al descubrir cual era realmente la trama de la película, perdí todo interés en ella: Un vampiro enamorado. No hay sangre. No hay muertos. No hay ataúdes. Hay vampiros vegetarianos. Vampiros enamorados. Me negué a ver tal historia de «vampiros», si se le puede llamar así, o al menos, una historia de vampiros edulcorada. Llegué incluso a aborrecerla de tanto que hablaban de ella. Puede que fuera a causa de ese odioso fenómeno fan que se produjo tras el estreno de la cinta.Pero para poder ponerla a caldo en condiciones, debía tener conocimiento de causa, de ahí que finalmente, haya caído yo también en las redes de Edward Cullen y los suyos. Aunque, al contrario de muchos, yo no he sido vulnerable a sus encantos…

La historia de «Crepúsculo», comienza cuando Isabella Swan (Bella), una chica de 17 años, decide marcharse a un recóndito, pequeño, lluvioso y umbrío pueblo llamado Forks, en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie. Allí conoce a muchas personas, pero una llama su atención sobre los demás, Edward Cullen.

Edward capta rápidamente la atención de Bella. Ésta, pronto se verá cada vez más intrigada por la extraña aureola de misticismo que envuelve al hermoso chico. Pero algún oscuro secreto se oculta en el seno de la familia Cullen: viven apartados de los demás, son físicamente perfectos, tienen una fuerza sobrenatural y una sed difícil de saciar…

Empeñada en conocer su secreto, Bella se enamora de él y termina enterándose de lo que jamás se hubiera podido imaginar. Bella descubre la terrible verdad: Edward y su familia son vampiros.

Sinceramente, he de decir a su favor que la película me ha sorprendido gratamente. La verdad es que me esperaba una cinta mucho más edulcorada, y con esto no estoy diciendo que no lo sea; esta historia en la que los vampiros no beben sangre humana y se enamoran de los mortales ya es bastante «light», en comparación con el concepto que la mayoría de nosotros tenemos sobre los vampiros.

Lo que la salva es el halo de misterio inicial que gira en torno a los Cullen, esa atracción inexplicable entre ambos; debe pasar casi media película hasta que se descubre la verdad. Y es aquí donde temía empezara la sobredosis de azúcar.

Por suerte, no es así, omitiendo el propio hecho del vampiro enamorado, la peli tiene sus justas escenas empalagosas. Y algún que otro punto, como el partido de baseball vampiríl bajo una tormenta y lo mejor de esa escena, el «Supermassive Black Hole» de mis queridísimos Muse sonando de fondo.

El final, queda abierto, o al menos eso me ha parecido a mí, algo comprensible, teniendo en cuenta que el film está basado en una serie de libros de Stephenie Meyer, y seguro que pronto veremos en nuestras pantallas la continuación de la historia de Bella junto a la familia Cullen…

Recomendable para aquellos a quienes os gustan las historias de amor con algo de misterio, aunque si sois de los que al oír la palabra «vampiro» os imaginais a un chupa sangre sanguinario, os recomiendo que no os molesteis en verla…

Aunque, como bien es sabido, esta sólo es mi humilde opinión…