Nunca me canso de repetir que no soy lo que se dice muy «gamer». Sin embargo, sí se puede decir que soy una «listilla» en este campo. Y más aún si se trata de Nintendo. Culturilla videojueguil ante todo. Aunque solo sea en el campo de las consolas portátiles.

Y llegados a este punto, aquí es donde entra en juego, el juego (valga la redundancia) que da título a este post.

Desconozco cómo, pero la verdad es que «The Legend Of Zelda» es una de esas sagas que conocía aún sin haber jugado a ninguna de sus entregas. Por lo que no hace falta decir la alegría que me llevé, al saber que una amiga tenía en su poder el único título de la saga que, por aquel entonces, había salido para las consolas portátiles; para la Game Boy Color.

No hace falta decir, el interés que, de repente, se adueñó de mí. Yo era poseedora de una de esas consolas y ella, disponía del único juego de la saga al que podía jugar, para así saber, al fin, de qué iba «The Legend Of Zelda».

Más tarde descubrí que precisamente ese juego, sería algo así como una historia suplementaria de la saga, cosa que tampoco consiguió desvanecer mi interés.

Y hoy en día…qué puedo decir de este juego…poco que no se haya dicho ya. Disfruté mucho jugando a él, a pesar de ser para las portátiles de Nintendo, eso no quiere decir que la historia sea corta, de hecho, es bastante extensa, lo que también garantiza largas horas de diversión.

La historia de «Link’s Awakening» se remonta a cuando Link, después de derrotar a Ganondorf, sube a un barco en busca de nuevas aventuras.

Durante una tormenta, el barco naufraga y Link cae sumiéndose en la oscuridad. Cuando despierta, se encuentra en una bella playa, y es rescatado por un amable hombre llamado Tarin, acompañado de su hija Marin.

Un búho informa a Link de que necesita reunir y tocar los Ocho Instrumentos de las Sirenas para poder partir de la isla Koholint, donde se encuentra. Los instrumentos en cuestión son: el Tambor del Trueno, el Violonchelo de la Luna Llena, el Cuerno de Caracola, la Campana de Lirio de Mar, el Arpa del Oleaje, la Marimba de Viento, el Triángulo de Coral y el Órgano de la Calma de la Tarde.

Aunque esta historia de una isla y el océano pueda parecerse a The Legend of Zelda: The Wind Waker, este videojuego es más bien una secuela de Legend of Zelda: A Link to the Past.

El juego en cuestión, salió al mercado para Game Boy por primera vez el 18 de Noviembre del 1993 en Europa, llegando a vender casi 4 millones de ejemplares. 5 años más tarde, en 1998, se puso a la venta una «actualización» del juego, llamada igual que la anterior solo que añadiéndole el DX, esta vez para Game Boy Color, con gráficos mejorados y una mazmorra extra llamada «Color Dungeon».

En esta versión, los jugadores también podían coleccionar fotos de los personajes del juego e imprimirlas utilizando la Game Boy Printer.

Esta «actualización» llegó a vender casi 2 millones y medio de unidades, y fue aclamada tanto por la crítica como por público.

Personalmente, me parece uno de los mejores juegos que existen para Game Boy, lo tiene todo: jugabilidad, emoción, aventura, buenas localizaciones, no aburre y lo más importante de todo: su historia. Tiene una historia que a pesar de desarrollarse lejos de Hyrule, es, ante todo, emotiva.

En un principio no tienes ni idea de dónde estás, ni sabes qué tienes que hacer, hasta que vas descubriendo nuevos misterios que te llevarán a descubrir la asombrosa verdad. Verdad que, por supuesto, no diré aquí, ya que se trata de uno de los atractivos que más sorprende de la historia.

Nota: 9’00

No le pongo un 10 porque le encuentro un único pero: está en inglés. A pesar de ello, eso no amarga para nada el fantástico viaje junto a Link por los parajes de esa isla, Koholint.

Aunque bien es sabido que esta sólo es mi humilde opinión…

Info complementaria sacada de: Universo Zelda, Wikipedia y Canal Eibar