Mentiría si dijera que odio los videojuegos. De ser así, no me hubiera gastado ciento y pico euros en una Nintendo DS Lite con su correspondiente «tarjetita mágica» para llevarme el entretenimiento de esta consola allá donde vaya.

Lo que ocurre es que soy muy vulnerable a cierto tipo de vicios, y para controlar los mismos, lo mejor es no tener el pecado cerca. He ahí el motivo para que no tenga muchas más consolas en casa.

El problema llega cuando no estás en tu casa y te encuentras uno de esos chismes en el local al que te han invitado unos colegas. Y, por curiosidad, decides probarlo.

Nada más pillarme la guitarra me invadió el espíritu rockero. O puede que eso sea algo que yo ya tengo innato. El caso es que la música empezó a fluír por mis venas. Pena que mis manos no respondieran de la misma forma que mi espíritu.

Como es lógico empezamos en el modo más sencillo. Aunque ni por esas. Ni siquiera en el modo de «partida rápida» éramos capaces de completar una canción sin que nos abuchearan. Hasta que cambiamos de canción. Y así, empezamos a tocar «When You Were Young» del grupo The Killers.

No sé si sería el alcohol, la euforia de ver que te superas o qué, pero es inevitable acabar marcándote unas poses imitando la clásica pose de guitarra enrollado. Puede que por eso mismo el juego se llame «Guitar Hero».

Al cabo de unos cuantos calentamientos más y de unas cuantas copas más acabas tocando «Miss Murder» de AFI. Con público y todo. Aunque al final quien parece más entregado es una misma más que su propio público. Puede que fuera porque ya estaban cansados de ver cómo en tu primera actuación les sacabas 20.000 puntos por las buenas.

El duelo definitivo está cerca: preparaos DragonForce…