Lo he intentado. Muchas veces me han dicho que las pruebe, pero ni por esas. Muchos han sido los que me han dicho que debería intentarlo con los tacones y las bailarinas. Pero ni los he tocado. No van conmigo. No nos va el mismo rollo.

Lo más cerca que he estado de ellas son las botas altas… pero ni por esas. Los tacones no quieren ser mis amigos. Ni yo la de ellos. Porque mis verdaderas amigas siempre estarán ahí: las zapatillas.

Ellas nunca me abandonan, son fieles a mí, van conmigo… en definitiva: Somos como hermanas. Como uña y carne. Es una cosa que ni yo misma me explico a veces.

Desgraciadamente, mis mejores amigas eran unas Converse «All Star» negras. Hasta hace poco. Porque han venido a hacerles compañía unas rojas y azules. Aquí os las presento:

Las negras nunca más volverán a estar solas. Han venido un par de hermanas más para hacerles compañía. Y vienen para quedarse. ^^