Crónicas de un laboratorio: el examen práctico
Esa fue la fecha de uno de los exámenes que más temíamos tod@s nosotr@s. No porque fuera el primero, no porque…
Esa fue la fecha de uno de los exámenes que más temíamos tod@s nosotr@s. No porque fuera el primero, no porque fuera la parte práctica de la asignatura más difícil, sino porque dependíamos de nuestra capacidad para resolver problemas; debíamos confiar en nosotr@s mism@s. Tarea que a veces no resulta ser tan fácil como parece.
Siempre es difícil preparar un examen y si es práctico… Aún peor. Sólo has tenido ocasión de hacer esa práctica una vez, ya que no creo que nadie tenga en su casa el espacio ni el material necesario para volver a realizarla, así que si en su momento te salió mal, lo más que puedes hacer es rezar para que no te toque a ti esa práctica. Sin embargo, existe una probabilidad entre 6 de que sí te toque (ya que ése era el número de posibilidades que tenías de que te tocara ya que eran las que entraban en el examen), en este apartado había un par de ellas que coincidían en ser las más temidas. En mi caso, el estudio cinético del ioduro pero en general, la hidrólisis básica del acetato de etilo. Por mi parte, tuve muchísima suerte.
Los minutos antes de entrar al laboratorio no son los peores. En esos 10 minutos aún no sientes que estás a punto de jugarte todo un cuatrimestre en un examen. El momento en el que estas en la puerta, sacando un papelito que dictará qué práctica y por tanto cual será tu destino, ése es el momento en el que te das cuenta de que no hay vuelta atrás. En su momento, saqué el dos, el número de la práctica que yo más temía, pero lo que yo no sabía era que los números no estaban ordenados por el orden en el que se hicieron las prácticas, luego no me tocaba la que yo más temía.
Al llegar a la mesa en la que se encontraba la práctica que me correspondía vi que había tenido suerte (al menos en la parte de los cálculos ya que no tendría que hacer muchos): Destilación y provecho de una reacción. Eran dos por el precio de una pero como eran las dos fáciles las hicimos el mismo día. Y además en la mesa estaba rodeada de «nuestro grupito». ¿Qué más podía pedir?
En un momento en el que yo, aunque me hubiera tocado la más fácil, vi como mi compañera de delante estaba haciendo la práctica que yo había ansiado: La espectrofotometría de la fenolftaleina y vi cómo dejaba las matraces fuera del cajón, así que, casi sin disimulo, le dije que las guardara en el cajón ya que veía cómo se le estaba descomponiendo ya prácticamente la fenolftaleina de una de las matraces.
Momentos divertidos, los hay a pesar de ser un examen, como por ejemplo, en el tiempo en el que destilaba la mezcla de acetona y agua, me puse práticamente a bailar un swimng y, bueno que al principio no me había hecho gracia que me tocara la práctica que eran dos en una, porque no sabía realizar algunos cálculos pero al final incluso estaba casi segura de que esa parte del examen (aún falta la parte teórica de laboratorio) la iba a aprobar y por eso estaba ya más tranquila; incluso le pregunté a uno con el que no hablaba nunca (al cual le había tocado la misma práctica) si el gel lo había tirado al secador directamente. Imprudente.
Total que ya por el final, mi compañero de la derecha, al que le había tocado la práctica temida por tod@s me pedía el cuaderno y yo se lo dejaba en un momento en el que ninguno de los dos nos dimos cuenta que pasaba la ayudante del laboratorio y nos pilló haciendo la jugarreta. Sólo espero que no nos quite (demasiados) puntos.
Total, que al final acabé casi como si me hubiera tocado la más larga y llegué a casa con el brazo dolorido por haber andado haciendo presión en la pompa de vacío.
En fin, ahora sólo nos quedan 6 exámenes más… (bueno 5 y medio porque el otro es el examen teórico de todo esto…) que Newton nos inspire…
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